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El insomnio es el trastorno de sueño más frecuente en la población general. Consiste en una reducción de la capacidad para dormir, pudiendo manifestarse de diversos modos que dan lugar a diferentes tipos de insomnio:

  • Insomnio de inicio: problemas para iniciar el sueño en menos de 30 minutos.
  • Insomnio de mantenimiento: Problemas para mantener el sueño, produciéndose despertares nocturnos de más de 30 minutos de duración, o despertando definitivamente de manera precoz consiguiendo un tiempo total de sueño escaso.
    La falta de sueño puede afectar de modo negativo a la vida de la persona que lo sufre, provocando deterioro social, ocupacional o de otras áreas importantes.

El número de horas de sueño necesarias varía de unas personas a otras. Aunque la media diaria es de 7 horas y media, existe un rango que oscila entre 4 (“poco dormidores”) a 10 horas (“grandes dormidores”), considerándose estos valores dentro de la normalidad.

Causas del insomnio

Por lo general, el insomnio es el resultado de una combinación de factores médicos, psicológicos y personales que varían de una persona a otra.

Entre las causas médicas que pueden ocasionar insomnio están las enfermedades del sueño, los trastornos psiquiátricos, las enfermedades metabólicas y hormonales, neurológicas, reumatológicas, digestivas, cardiovasculares, las que pueden interrumpir el sueño por dolor o las urológicas por la necesidad urgente de micción. El embarazo y la menopausia también son factores a tener en cuenta.

Las causas externas, por otra parte, suelen implicar factores ambientales que influyen de modo negativo sobre nuestra capacidad para conciliar y/o mantener el sueño: malos hábitos, uso y abuso de sustancias y medicamentos, un horario de trabajo inadecuado, frecuentes viajes transoceánicos, problemas personales, etc.
Aunque la causa más destacada es la incorrecta elección del equipo de descanso, por eso te recomendamos que leas este artículo donde te damos los mejores consejos para elegir el colchón que mejor se adapte a ti.

Los hábitos de vida poco saludables (como trasnochar en exceso, una falta de rutina para irse a la cama, hiperactividad física, ver la TV o navegar por Internet justo antes de irse a dormir) también son factores condicionantes.

Con independencia de la causa que origina el insomnio, este puede ser:

  • Crónico: Si se prolonga más allá de seis meses, pudiendo durar años.
  • Transitorio: si se produce durante un corto periodo de tiempo de duración menor a un mes.

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Consecuencias de sufrir insomnio

El insomnio ocasiona una falta considerable de horas de sueño que tienen consecuencias visibles en el día a día de las personas que lo sufren. No dormir, dormir poco o dormir mal puede llegar a convertirse en una auténtica “pesadilla”. No descansar adecuadamente durante la noche tiene consecuencias directas sobre el rendimiento físico, mental y emocional.

Entre los principales efectos de la falta de sueño se encuentran:

  • Agotamiento y malestar general.
  • Angustia, depresión e irritabilidad.
  • Cambios de humor.
  • Disminución de la capacidad de atención.
  • Deterioro de la respuesta motora.
  • Retraso en la capacidad de reacción ante estímulos.
  • Disminución de la capacidad de toma de decisiones.
  • Empeoramiento de la memoria.
  • Posibilidad de desarrollo de cambios sensoriales como la reducción del campo visual o la ralentización del habla.
  • Deterioro de determinadas funciones cerebrales, como la flexibilidad y la originalidad de pensamiento o perspicacia.

Las consecuencias del insomnio repercuten negativamente en el rendimiento de las tareas diarias, así como disminuyen la calidad de vida y la salud de los afectados.

Consejos para combatir el insomnio

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  • Lleva un control de tus sueños, cuánto duermes y a qué horas.
  • Establece una rutina saludable, busca alguna actividad que te relaje y evita forzar la mente antes de ir para cama.
  • Realiza ejercicio físico durante el día.
  • Evita alcohol y bebidas excitantes.
  • La cama solo para dormir, no veas la cama ni comas en ella, y no te lleves el trabajo a la cama.
  • Disfruta de siestas cortas, no más de 15-20 minutos.
  • Cuida tu dieta; evitando cenas pesadas y toma alguna infusión antes de ir a dormir, tipo manzanilla.
  • Practica técnicas de relajación, tal como la meditación pueden ayudarte a relajarte y descansar mejor.
  • Mantén tu dormitorio fresco y oscuro.

Todos estos consejos acompañados de un buen equipo de descanso harán que disfrutes del mejor de los descansos.

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